domingo, 1 de noviembre de 2015

El abogado y la muerte.

 Eran cuarto para las nueve y el juicio estaba por comenzar,
De un lado el abogado, con su elegante traje y sus argumentos provistos para arrasar
Del otro lado la demandada con su vestido negro, su sonrisa fría y su lista incompleta hasta el final.

El juez dio iniciado al juicio y los argumentos comenzaron por igual,
El demandante con sus pruebas reclamaba de la parca que en su lista negra no debía estar,
La demandada tomó la voz, mostro las pruebas y argumentó:

“la vida del demandante ha sido larga y las pruebas muestran sus excesos; fuma, se desvela, es violento y apasionado, Más su vida se ha agotado y el tiempo que ahora usa es prestado,
Este juicio lo demuestra, se inventa pruebas y argumentos buscando recovecos en las leyes de la vida, ya su tiempo ha llegado y este juicio es un engaño; aunque apele y se ampare la sentencia llegará, y su nombre en la lista tarde o temprano aparecerá”.

El demandante mostró las pruebas intentando demostrar que la parca intentaba a su Usía engañar;
Un último argumento intentó y con sabias y precisas palabras señaló:

“Sé que la vida se me ha prestado, que mis excesos la han colmado, pero las pruebas que presento deben proceder como la ley clama, trabajo duro y represento a centenares de personas en sus problemas legales, y si bien es cierto lo de mis excesos, también lo es la vida plena que he llevado, el amor a mi familia y la pasión por mi trabajo; por lo tanto la sentencia favorable debe ser”.

El juez, examinó las pruebas y alegatos de las partes, y con miedo en sus ojos pronunció la sentencia:

“Se condena al demandante a pasar la eternidad en las manos de la muerte, es por tanto que declaro que en su lista deberá escribirse ya su nombre”

Fue el fin del abogado, nunca hubo juicio que no ganara, ni sentencia en su contra pero ahora que importaba ¡no fue absolutoria!

Hoy el juicio es leyenda y el abogado también
Fue el único tan cerca de vencer a quien lleva a cuestas las almas de más de cien.
Por desgracia ya  su nombre con negritas lleva escrito;
Héctor Robles es su nombre y al final se vio perdido.


Lic. Héctor Jesús Robles Díaz Mercado.
Robles & Robles Abogados